¡Semana cargadita!

Y como vaticinamos desde este lugar, Tinelli abandona todo subproducto y se mete de lleno en la cloaca del bailando por lo mas rastrero.

Lo único que nos trae un poco de esperanza es que el muchacho de Bolivar ha demostrado que jamás podrá conducir algo con seriedad. Sus declaraciones en el programa sobre lo que significa el HIV, lo dejaron tan incomodo, tan artificial, que ya no quedan dudas sobre el nulo compromiso ante cualquier cosa mas o menos respetable. No puede expresar ninguna cosa que no sean residuos de lo peor del ser humano. Un Tinelli que ante el primer compromiso, recula, tiembla, lee, pierde todo carisma, los temas estructurales lo hacen estallar ante la lente de la cámara como un inexperto, dubitativo y principiante conductor. Solo carroña es su escenario cotidiano.

Pero si bien esto es la repetidora de la peor televisión, otras cosas sucedieron. También poco digeribles, pero con mayor riqueza de análisis.

En el programa de Continental, Magdalena mostró, una vez más lo peor de ella. La periodista entrevistó al ministro del Interior, Florencio Randazzo a partir de los supuestos escraches. El funcionario negó que el Gobierno los promueva y la periodista le retrucó como una vecina de barrio norte. Insistió indignada: “¿Le gustaría ver su foto con un billete de un dólar pegado en la boca?". Randazzo, no lo dijo, pero eso se ha visto en boca de muchos políticos y nunca paso nada, cosa que por otra parte, es absolutamente legal.

¿Por que será tan grave, cuando hay periodistas que cobran fortunas por encolumnarse en determinado discurso político? Por primera vez en la historia argentina se cuestiona el rol del periodista, y esto parece una falta que no será perdonada. Todos nos manejamos como corporaciones, es humano que los pares se reúnan para defenderse, ¿pero debemos defender cueste lo que cueste?

Imaginemos a los abusadores reunidos para defenderse de los ataques: nosotros fuimos seducidos, esa es la verdad (sino miremos la repetición hasta el cansancio de lo de Gral Villegas, y el tan mentado por algo será). No es azarosa la comparación, solo es extrema, pero no son los periodistas defendiéndose hasta en el delito (solo difundir información paga, por dar un solo ejemplo: Teatro Colón, Clarín. Ellos sacan un suplemento con la historia del teatro mientras nada dicen de los problemas sindicales, los gastos exorbitantes en la refacción, las dificultades de la acústica etc. Un negocio redondo) una suerte de manifestación de así son las cosas; no van a venir ustedes a cambiar un siglo de historia.

Pero la Magda no aguanto, y logra el efecto inverso a su deseo "Hay un programa, 6,7,8, que no hace más que hablar mal de nosotros los periodistas y que además está pagado por el dinero de todos nosotros porque es la televisión pública. “ Ruiz Guiñazú insistió en cuestionar el papel del programa que produce Diego Gvirtz y que conduce Luciano Galende, por "pasar informes que son calumnias" y pidió explicaciones: "Dígame cuál es la noticia valiosa que pasa 678 más que hablar mal de Joaquín Morales Solá, de Nelson Castro, de Edgardo Alfano, de todos los periodistas que los molestan. ¿Qué otra información da? Ninguna", disparó.

¿Cómo ninguna? No es hablar mal Sra, es contar qué dicen, porque lo dicen, como lo dicen. Los intereses que representan, no se trata d e cuestionar la ideología de tal o cual periodista, sino la idoneidad. Magdalena Ruiz Guiñazu cae en su propia trampa, cada vez al darle más lugar a una pequeña porción de los medios críticos.

Esto mismo lo pasa a Tenembaum, en dialogo con la actriz Florencia Peña, comete el ABC de los errores periodísticos: “No mires lo que dice Morales Sola de Macri en TN, lee lo que escribe…” ¿EH? Primero , no escribe nada contra Macri, pero si así lo hiciera, ¿cómo justificar que un mismo comunicador en un medio haga una cosa y en el otro todo lo contrario. ¿Esto habla de esquizofrenia (en ese caso no esta bueno tener un periodista portador de ese cuadro psiquiátrico al frente de nada), o de negocio???

Por otra parte, siempre será discutible lo que significa un medio publico y uno privado, será materia de otra apertura quiénes pagan los sueldos de cualquier emprendimiento privado en materia de medios: no quisiera ponerlos mas nerviosos, pero un adelanto: ¡Nosotros pagamos sus sueldos!

Y, como para ir matizando, en mitad de semana nos enteramos por un solo matutino que el Teatro San Martin fue alquilado para un cumpleaños, se lo ambiento como “las mil y una noches”, por 80.000 pesos, se cerraron todas las actividades salvo dos que el magnate quería en su fiestita. Lo que tiene Mauricio es que le cumple los deseos a los hombres ricos con tristeza: nada es imposible, vos queres casarte en le Coliseo romano y Macri te lo consigue!

Cuando leí la información me quede congelada… El San Martin, el lugar en donde aprendí a ver teatro…después recordé que el año pasado había alquilado el sótano del Colon para una fiesta de una marca de zapatillas. Bien, eso es hacer del Colon algo no solo solemne sino canchero! Si lo dejas, el tipo te alquila el país por 4 años ¡! Pero lo peor, es que no salio en ningún medio masivo!

Y aquí, el tema más urgente.

Nunca supimos de qué se trataba, el pueblo digo, pero hoy más que nunca, estamos adormecidos frente al cuento de hadas o malvados que los medios relatan. Para muestra: Ernesto Sanz, titular de la UCR, sostuvo en declaraciones radiales que "el ingreso de la asignación universal por hijo se está yendo por la canaleta de la droga y el juego". El titular de la UCR afirma graciosamente que los pobres son jugadores y drogadictos, que no están capacitados para manejar sus vidas.

Lo que esta diciéndonos es que son como animalitos .y esto no se convierte en un escándalo en los medios, tenemos que mirar con lupa para encontrarlo. Tan novelada esta la realidad, que el procesamiento del jefe de gobierno de la ciudad de Bs As, fue operado (armado) como para que primero se defienda y luego salga la resolución del juez.

Lamento tener que inundarlos de cachetazos a nuestra inteligencia, pero esta semana intentaron hacer de la realidad el mejor cuento infantil.

Sí, ya sé, mejor me callo y empezamos.