Muchos pequeños temas atravesaron los medios, pero uno me parece el más interesante: la pregunta por el periodismo militante, el periodismo ideológico o el profesional. Esto comenzó con un reportaje al titular de TELAM, Martín García, en el diario La Nacion. El mismo, en un comunicado de la agencia desmiente los dichos publicados por el diario. De todas maneras, sigue siendo una discusión prioritaria.
Después de haber sido derribada la idea de objetividad, verdad de los hechos, como el sustento del periodismo, aparece otro tema en el debate. ¿Cuántos periodismos hay? ¿Algunos son mejores que otros?
Antes que nada, el periodismo es siempre ideológico, porque todos cargamos con ideología, sea esta explícita, o implícita (el del "yo no tengo ninguna", allí hay una, esa la de "no me importa"). Los médicos, los abogados, los empleados públicos, los obreros, las amas de casa, las divas, todos tenemos, fuimos formados en una ideología. Sería estúpido, necio e ingenuo pensar que, por ejemplo, un médico no la tiene.
Claro que la tiene: según la orientación que elige, desde la especialización, cómo lleva a cabo esta, si confía en la industria de los medicamentos, si cuestiona un protocolo para x enfermedad o no, si es un rígido miembro de la medicina tradicional, si acuerda con tratamientos alternativos, si le preocupa la salud en general o sólo lo que ve en el consultorio, si en el hospital trata de ver personas en vez de síntomas, etc. Pongo este ejemplo, pues pareciera una de las profesiones más rígidas, menos contaminadas, como si la ideología fuera contaminación y no parte del ser de un sujeto.
Esta discusión, que asoma como crítica en los diarios, que se dio en P+P- con Tenembaun y Zloto, que siguió 6 7 8, no me parece menor. Si vos te llamás periodista profesional, pareciera que te cubre un halo de objetividad, de lejanía de los hechos, que te convierte en superior a los otros. Esto, obviamente, es mentira, la palabra profesional se refiere al “que ejerce una profesión o actividad como medio de vida”. Nada más que eso. Por tanto no quiere decir nada mas de que no se trata de una afición, por ejemplo, en mis ratos libres, canto (eso no porque lo hago muy mal).
El tema es cuando a periodismo le adjuntamos la palabra "militante", allí el espectro se achica, allí todo lo veo desde mi formación de militante, sin permitir cuestionar o poder preguntarme un poco más allá de las bases de mi partido. La palabra militante deriva de “militar". Por tanto, es aunque no queramos, un tanto rígida, un tanto “obedezco a los decires del partido que me acoge”.
Por esta razón, "ideológico" es más amplio, tengo una ideología y veo desde alli, pero puede, soy libre (como ideal) para observar un hecho y evaluar cuanto hay de mi carga de ideas que no me deja verlo. Por esto ,la palabra “profesional” encierra una falacia, ella parece darme la inmunidad de alguien, otra vez, no contaminado.
La ideología no es lepra, es el corazón de cada uno de nosotros, aunque no queramos reconocerlo. Ser profesional, no es nada, es ser aquello para lo que me he formado. ¿Pero para qué me he formado? Allí reside toda la cuestión: para hacer plata, para hacer negocios no importe los resultados, para responder a los intereses de un lugar de trabajo y no de los del conjunto de la sociedad. Silencio en los medios...
Todos tenemos derecho a ejercer el periodismo amateur, el militante, o el rentado. Pero lo ideológico quema bajo mi piel y la de todos. Si no, para muestra, basta la remanida Sra más grande de la tele (por la edad obviamente). Todos se ocuparon de la señora esta semana, todos. Lo único que voy a decir es: señora, o se calla o el hundimiento del Titanic sera cosa de niños.
Es solo una apreciación, cada palabra que salga de su boca, será repetida, analizada y criticada por muchos otros medios. Sabemos cómo piensa, sabemos de su pasado, sabemos que en los '90 su postura estaba contenida por un modelo que le place. Sabemos, sabemos, sabemos.
Jorge Lanata en su editorial del dia 24 de noviembre, critica duramente a Federico Luppi, para, sin decirlo, defender a la señora. A ver, Luppi no es “el pueblo” en su conjunto, no lo es nadie, el tema es que la señora, bajo ese escudo de "la gente dice", se arroga cierta voluntad popular. No lo hace el actor. Y decir que Luppi es violento (cosa que no podemos probar) y que Mirtha no, cosa que tampoco podemos probar, no alcanza para ponerse de un lado o del otro.
¿Vale la pena defender a una señora que marca 4 puntos de raiting? ¿O sirve, como a Clarín, que la tiene como abonada todas las semanas? Parece que si. Ahora, desde aquí podemos afirmar, que esto solo hará salir del aire a la señora, ¡por no tener invitados! Sólo los que pululan por el programa de Tinelli. Tinelli, otro que inventó algo ya muy viejo, pero que hoy parece nuevo, es poner siempre en pantalla a alguien que representa al ciudadano común, ahora es Meter...no , no hagas esfuerzo, poco vale que sepas esto. Pero es una táctica que lleva mas de 20 años!!!
Por eso afirmo en todos los lugares, y no parece cómodo para nadie, militantes, ideológicos, o profesionales: no elegimos, creemos elegir, cuando algo es parte de la cotidianeidad lo vemos como eso, parte de nosotros. Por eso cualquier ley que garantice la diferencia es una buena para todos. Porque significa que no vamos a repetir, vamos a sumar diferencia a nuestras miradas. Y esto nos hace criticos, entusiastas, enamorados, crispados, más humanos. Vivimos un tiempo exuberante, no dejemos que nos pase por la espalda, tomemoslo con la pasión que se merece.
¡Sí, quiero saber sobre el autor intelectual del asesinato de Mariano Ferreyra, sí, quiero saber sobre el FMI en la Argentina, sí, quiero saber de la represion a los pueblos originarios en Formosa, y la inacción del Estado, sí quiero saber!!!!
A un mes y un día de la desaparición física del ex presidente, en la semana en que se cumplen 6 años de la muerte de Adolfo Castelo, en los días en que un policía de la bonaerense se casa con su pareja dentro de la nueva ley de matrimonio igualitario y hace que ciertos prejuicios se desvanezcan, quiero seguir sabiendo, quiero seguir...
Sí, ya sé, mejor me callo y empezamos.